martes, 24 de enero de 2012

¿Qué es el llanto?

Hoy no estoy triste y me alegro de no estarlo porque ha salido un sol de esos que huelen a flores en pleno invierno, sin embargo dejo antre vuestros ojos un poema de Mario Benedetti que habla del llanto, pero no como algo precisamente destructivo sino como un acto totalmente vital, valioso y hasta necesario.

LLANTO

El llanto es una forma de estar vivo /
cuando lloro me habita el sentimiento
sé que puedo morir en el intento
pero esta vez no quedaré cautivo

el llanto nunca es algo decisivo
ya que a las lágrimas las seca el viento
se recupera de poco el aliento
y uno queda de nuevo pensativo

llorar es un escándalo del alma
que de esa forma dice lo que anhela
puede ser más coraje y menos calma

cada sollozo tiene sus matices
y aunque sufra el amor y aunque nos duela
con el llanto uno riega sus raíces.





lunes, 23 de enero de 2012

La belleza de las mujeres de Julio Romero de Torres.

Y esque como cantaba la Paquera de Jerez:

"To los pinceles en las manos de Julio eran claveles"




domingo, 22 de enero de 2012

Razones por las que seguir.

Recuerdo mi primer día de colegio, en mi pueblo, a mis cuatro años, no lloraba pero tenía miedo. A mi lado había niños y niñas de mi edad, algunos si lloraban, mucho, algo dentro de nuestros pequeños cuerpos nos decía que era el comienzo de algo grande, pero, avancemos 18 años hacia delante sin movernos de ese mismo lugar...

Recuerdo mi primer día de colegio, esta vez como maestro, como maestro de música. No lloraba pero tenía miedo porque despues de tres años de carrera oyendo hablar sobre niños, a veces incluso olvidando que lo habíamos sido, iba a tenerlos delante. Cientos de esos seres diminutos me iban a acompañar durante muchos y muchos días, y de paso, iba a descubrir si de alguna manera lo que había decidido estudiar durante un trienio aproximadamente... me gustaba.

Esa mañana hacía frio, estabamos en marzo, el año pasado, y en cuanto pasé aquella cancela verde mi mente automáticamente empezó a ser bombardeada por un montón de recuerdos que casi revivían en cada esquina, todo lugar tenía su recuerdo concreto, al fin y al cabo, había pasado casi todas las mañanas de mi infancia y algunas tardes en ese lugar. El reencuentro con mi colegio estuvo repleto de emociones tan intensas como agradables, siendo inevitable que vinieran acompañadas de un sentimiento de nostalgia de esos en los que dan ganas de encontrarse solo para tirarse a llorar en el suelo como un cabrón.

Continuo...pasé aquella cancela verde, bajé esa cuesta, torcí a la izquierda, entré por el portón principal y me encontré de bruces con un circulo de maestros y maestras hablando de no recuerdo que, esperando a que sonara el timbre para dirigirse cada uno de ellos a su respectiva clase y dar así comienzo a una nueva jornada escolar. Me vieron y me saludaron todos, pues entre ellos estaba mi padre, también maestro del colegio, y ya los había informado de mi llegada, por lo que sabían perfectamente que yo era el nuevo maestro en prácticas. Di apretones de manos, besos, y conocí a mi tutora, una chica agradable, tímida y joven. Hablamos unos segundos y seguidamente me indicó que la siguiera hasta el aula. Entré y me encontré con unos veinte niños sentados en mesas separadas que en cuestión de centésimas de segundo giraron sus cabezas hacia donde nos encontrabamos y clavaron en mí sus curiosas miradas sin parpadear para posteriormente analizarme visualmente de arriba a abajo. Antes de que les diera tiempo a hacerme cualquier tipo de pregunta, la tutora dijo: "Es Jose y va a ser vuestro maestro de música". Todos me saludaron sorprendidos y con esa explosiva alegría que en los niños provoca la novedad. Despues de esto me dijeron sus nombres de uno en uno y luego repetimos el mismo proceso por todas las aulas del colegio (diez en total).

Llegó la hora del recreo...algunos se acercaban a mi y me preguntaban, otros se limitaban a observarme desde lejos o a hablar entre ellos mirándome de reojo. Despues de dar un paseo corto por el patio conocí a Julia, tenía 9 años, se acercó y despues de contarme una anécdota graciosa que le ocurrió me invitó a ir con ella y otros compañeros de clase a construir una ciudad en la arena. Sin pensarmelo, acepté y allí me encontraba al momento, de rodillas y poniendome perdido de barro por todos lados , cuando surgió una conversación más o menos así:

Julia: El maestro Jose nos va a ayudar a construir la ciudad.
Antonio: ¡Bien!
Angela: Yo estoy haciendo las casas, ¿Me ayudas?
Yo: Si, pero... ¿Para quién estais construyendo esta ciudad?
Julia: mmm pues no lo se.
Yo: ¡No me digais que aquí no vive nadie todavía!
Angela: mmm no.
Yo: Vale, pues yo quiero que me hagais una casa, pero muy pequeña, así de pequeña
(Hice una especie de cubo en la arena, todos lo miraron y empezaron a reirse)
Julia: Pero profeeee, si tu ahí no cabees, eres muy grande.
Yo: ¿Y si me tomo la poción de los duendes?
Lucía: ¿Qué duendes?
Yo: Los duendes que pasean por el patio del cole de noche buscando lugares donde quedarse a dormir.
Angela: ¿¿Sí?? ¡¡Qué bien!! Entonces a partir de ahora esta ciudad será para los duendes del patio.

Al día siguiente en el recreo se había duplicado el número de niños y niñas que se unían al gran proyecto, a la construcción de una ciudad de arena en la que los duendes vivían cuando caía la noche, una ciudad a la que acabó no faltandole de nada: Un colegio, una plaza, jardines,una discoteca, un pantano, y hasta un cementerio. Todo esto crecía entre conversaciones en las que me preguntaban sobre la vida de los ya tan famosos habitantes de su ciudad. Unos pequeños seres del tamaño de una hormiga, con orejas puntiagudas y vida sencilla, con expresión sonriente y con idioma propio. Seres que envejecían cuando se enfadaban y por eso no querían enfadarse nunca y que dedicaban parte de su tiempo a colorear las flores con sus pinceles mágicos.

Esta fue mi primera sumersión en el mundo de los pequeños, un encuentro que dio paso a un cambio dentro de mí. Empecé a sentirme realmente bien, mis mañanas eran horas en las que todo lo que existia fuera del colegio desaparecía hasta que llegaban las 14:oo h y sonaba el timbre. Empecé a aprender cosas que necesitaba y no lo sabía, y también empecé a enseñar, a darles todo lo que me parecía bonito, que al fin y al cabo era lo que ellos siempre querían darme a mi. Todos los días ocurría algo por lo que merecía la pena sonreir y extraña era la mañana en la que un pequeño no llegaba para darme un dibujo, una escultura de barro, una carta o una flor, haciendome de paso sentirme especial como pocas veces lo había sentido.

...y ladies and gentlemen, aquí lo dejo por hoy, pues el sueño empieza a ganar la batalla.

Iré poco a poco contando más de aquellos enormes momentos, desde el día que entré aquella mañana como individuo tembloroso e inseguro, hasta el último día de Junio en que llegaron las dos de la tarde y me fui con los ojos empañados y el alma por el suelo despues de despedirme de tantísimos pequeños grandes amigos y amigas a la vez.

Por lo pronto dejo esta carta que Ángela (de 7 años) metió en mi bolsillo una mañana sin que me diera cuenta y descubrí esa noche justo antes de acostarme.


sábado, 21 de enero de 2012

Hablando de música hace poco con un amigo, llegamos a la conclusión de que cuando escuchas algo bueno, algo bueno de verdad, surge un deseo muy fuerte de querer vivir lo que te está transmitiendo el artista, estar en la época, lugar y circunstancias que visualizas gracias a tu oido y tu imaginación al dejarte llevar por su arte sonoro.

Una quebrada, es un paso estrecho y profundo entre dos montañas, por el que suele pasar un río. En Los Andes, debido a su geografía, las quebradas abundan y dejan lugares tan mágicos como este.


Os preguntareis que por qué he cambiado de tema de manera tan brusca, comenzando a hablar de música y metiendo el tema de las quebradas de repente.

Y ahora yo respondo con una pregunta y con una canción

¿Despues de escuchar esto, hay alguien que no desee irse a vivir a una quebrada?

viernes, 20 de enero de 2012

Lluéveme cerca.

Una de las ventajas que veo a esto de los blogs es poder usarlos como excusa para tener juntas todas las cosillas que voy grabando.

Aquí lo último que salió de mi aún poco explorado interior, así que sin más que decir que la letra claro, que ahí la dejo (UUAAS incluidos), os presento una canción que habla de curvas y nubes de carne y hueso.



LLUÉVEME CERCA

Si algún Dios me diera los pasos para hacer
que tu sonrisa yo me pudiera comer
mi sangre gritaría: ¡Fuego, fuego!
la luna molaría todavía más
el reloj dejaría sin ritmo al miedo
la muerte me daría un poco más igual.

Si de tus labios mi nombre pudiera oír
haría con mi guitarra un barco para ti,
y luego gritaría: ¡Fuego, fuego!
para que huyeras conmigo a través del mar
siguiendo a las gaviotas que en el cielo
guiaran nuestro rumbo hacia un cañaveral.

UAAAAAAA UAAA UAAA

Morena nube, tus curvas son de gas,
y sabes que me puedo enamorar.
Lluéveme cerca, empapa este lugar
que yo contigo me quiero evaporar.

UAAAAAAA UAAA UAAA

Si cada noche mis dedos pudieran ser
los sedentarios pobladores de tu piel
los astros gritarían: ¡Fuego, fuego!
los búhos volarían hacia otro lugar,
(y) derrotada la oscuridad en tus juegos
me iría solo pa poderte recordar.

UAAAA UAAA UAAA

Morena nube, tus curvas son de gas,
Y sabes que me puedo enamorar.
Lluéveme cerca, empapa este lugar
Que yo contigo me quiero evaporar.

UAAAAAAA UAAA UAAA

Blog: Ramificación extraña y pública de un tronco llamado memoria.

Porque esto del internet y sus artilugios espectrales no dejan de resultarme extraños a pesar de los años, porque es como una mixtura de lo cotidiano con una novedad intrusa que poco a poco se fue apropiando inevitablemente de mis formas de funcionar y las de mis compañeros de esfera.

¿Por qué?

Quizás porque pertenezco a una de las últimas generaciones en las que todo se hacía con papel. Las cartas, los diarios, los apuntes de clase, las fotografías, los contratos, las matrículas, las canciones, los fondos de pantalla que antes se llamaban "posters", "cuadros" y "lo que se ve detrás de la ventana"... y también los dibujos.

Ahora casi todo esto se hace en una pantallita luminosa, con un ratón que no come queso y con un rectángulo lleno de letras que no necesita un rollo de tinta ni, de nuevo, papel. Todo son cables. Esta pantallita , como los animales (nosotros lo somos, no olvidemos) también se pone enferma si coge un virus y esto puede hacer que las cartas, diarios, apuntes, fotografias, contratos, matrículas, canciones y dibujos, etc, se vayan para siempre al carajo más lejano, desaparezcan sin dejar ¡ni un resto material de que existieron!

Ejemplo

Antes: - Mamá, ¿has visto un papel escrito a lapiz que dejé esta mañana encima de la cama? -
- Como me dijiste ayer que ibas a sacar todo lo que no servía para limpiar la habitación
y tenías papeles por todos lados creía que era para tirarlo y lo he tirado -
- Mierda, mi nueva canción -
(Esta historia continua yendo a la papelera y escarbando un poquito hasta encontrar un papel arrugado que posteriormente abres y ¡si!, es tu canción con unos cuantos años de más)

Ahora: (Sin tener en cuenta que existen diversas maneras de guardar las cosas, CD, Pen, etc, ya
que aquí un servidor nació con el gen del despiste y la imprevisión más revolucionario
de la cuenta, sumando además a esto la inexplicable vagancia que a veces me da el tema
de los ordenadores... y digo inexplicable porque solo hay que mover las manos, los brazos y los ojos)

En este caso no hay mamá de por medio, es más bien un monólogo mental.

- Hoy hay musas rondando, voy a ver si acabo la canción que ayer dejé sin terminar-
Enciendo el ordenador, y a los segundos ¡¡¡Atención, ha sido detectada una actividad ilegal. Su sistema operativo ha sido bloqueado debido a una infracción de la legislación alemana.

Al principio te preguntas, a ver, ¿qué he hecho?, luego piensas bien y dices ¿Pero qué cojones voy a hacer? Intentas poner una solución pero... probablemente, tu canción sin terminar, y otras que sí terminaste mas otras cosas que no son canciones se han ido para siempre, y no esque se hayan ido, esque nunca existieron del to, eran luz, y la luz no se puede tocar, ni mojar, ni saborear, ni oler, como el papel, porque el papel puede oler a mil cosas, puede envejecer físicamente a la vez que tu, porque el papel tiene relieve y con el papel se pueden hacer aviones de papel.

Bueno, esto casi está pareciendo un manifiesto en defensa del papel y en contra de internet. Realmente no es así, es solo una ráfaga romántica y nostálgica, aunque si pudiera elegir está claro que me quedaría con mís estimados folios de to la vía , pero como no hay por qué elegir pues me he abierto un blog.